Nueva y última semana para nuestro equipazo de Inmersión en Vancouver , que no ha parado ni un solo minuto. ¡Nos lo cuenta en detalle su monitora Ana Isabel!
Nuestro programa se acerca a su fin pero no sin antes seguir disfrutando a tope de todas las maravillas por descubrir en Vancouver. Una semana más nos llenamos de aventuras, risas y momentos inolvidables. Y es que entre clases no nos faltan emociones. Tal es así, que muchos aprovechan los recorridos para hacer los deberes. Han subido de nivel pero el esfuerzo por seguir mejorando continúa. Aquí va un resumen de lo que hemos hecho los participantes del programa de Vancouver, Canadá.
El lunes después de nuestras clases, nos fuimos a practicar deportes y a conocer más a nuestros compañeros internacionales mientras practicábamos voleibol, fútbol o jugábamos con el frisbee. Resultó todo un reto jugar al vóley contra estudiantes rusos ya que tuvimos que mostrar nuestra destreza colocando la red que constantemente se nos veía a bajo. ¿Será que dábamos a la pelota demasiado fuerte? Lo que está claro es que después de lo ocurrido en el mundial, había mucho pique entre nuestros chicos y no se lo íbamos a poner fácil.
Por fin, llegó la hora de ir a Capilano Bridge, un puente suspendido de más de 213 metros rodeado de una naturaleza desbordante. El lugar cerca del lago de Capilano, alberga otros puentes colgantes rodeados de árboles de una altura colosal. Daba la sensación de que pasábamos de una casa en un árbol a otra. Disfrutamos también de una pequeña cascada y de una exposición de arte aborigen como demuestran estas fotos.
Por la tarde, después de las clases quisimos repetir fiesta de jóvenes dado el éxito de la de la semana anterior. Mientras comimos pizza, lo dimos todo en la pista y los más ágiles pudieron coger algunos regalos que repartieron el personal de la academia. Gonzalo fue uno de ellos cogiendo una camiseta y entre todos nos hicimos con un balón hinchable para disfrutar aún más en la playa.
El jueves nos preparamos para coger las canoas y piraguas. Aunque el cansancio asomaba en nuestros rostros eso no nos impidió demostrar que nos movemos como peces en el agua. Realizamos una excelente operación rescate en equipo ya que Lucas y Armando se nos vinieron al agua por una pérdida de equilibrio. Aún así pudimos disfrutar de una par de carreras atravesando el lago antes de volver a las clases.
El viernes muchos quisieron la revancha y volvimos a la bolera y está vez Carlos ganó. Como hacía bueno fuimos a disfrutar de la playa y algunos como Víctor y Pablo quisieron además ir al cine y disfrutaron de una película en 3D.
El sábado subimos a las alturas para tener unas excelentes vistas de la ciudad desde Grouse Mountain.
El Skyride que es el mayor teleférico de Norteamérica nos subió durante dos kilómetros para poder ver y disfrutar mejor de las pistas de esquí que tanto disfrutan en invierno. Pudimos ver un espectáculo de leñadores, osos y hasta restos de nieve a pesar de estar casi a 27 grados. Pero sin lugar a dudas lo más novedoso fue escuchar a un indio aborigen contarnos una leyenda sobre los espíritus que adoran. Y así terminamos convirtiéndonos en ellos danzando alrededor de una hoguera. Nos toco representar a los lobos y aunque al principio tímidos, luego nos fuimos soltando y hasta aullamos a la luna.
