«Ahora soy mucho más madura e independiente»
Seguimos echando la vista atrás, en esta ocasión para recordar junto a Inés Alcón cómo fue su experiencia de Año Académico en Estados Unidos.
Todo empezó la mañana en la que tuve que coger el avión a Estados Unidos. En ese momento yo era una persona totalmente diferente a cuando volví; era más insegura, poco independiente, más inmadura, y por supuesto, contaba con menos nivel de inglés. Debo decir que me sentí una chica con suerte por tener a otra estudiante extranjera (de Georgia) compartiendo familia conmigo. Se llamaba Nino. Y digo que me sentía una chica con suerte porque es muy agradable tener a una persona con la que compartir tus sentimientos. Siempre es un apoyo más, como una muleta, porque está en las mismas condiciones que tú. Además, por supuesto, se convirtió en una buenísima amiga.
Nino y yo decidimos irnos de la primera familia, y nos cambiamos juntas a la que sería nuestra familia definitiva. Era una familia numerosa y hacían muchas más actividades, así que la buena experiencia, digamos que se duplicó.
Sobre el inglés, al principio costaba porque no estaba acostumbrada, pero luego te acostumbras ya que es tu único medio de comunicación. En el colegio te adaptas a las clases al igual que al idioma, es verdad que la dificultad del inglés sigue estando allí en todo momento y que me trataban como uno más, pero también eso te ayuda porque te hacen trabajar igual que a todos los demás, y eso te hace esforzarte más; y aunque los estudios son más fáciles allí, la dificultad de que es todo en inglés sigue estando. También hay que decir que en el colegio acabas haciendo muy buenos amigos, en mi caso era un colegio enorme, así que había gente muy diferente.
Una de las cosas que más disfruté es cuando me fui con mi familia anfitriona a las Bahamas en “Spring Break”, fue una experiencia increíble, nunca antes había visto unas aguas tan claras como aquellas. También no es que solo visitáramos las Bahamas, ya que recorrimos ni más ni menos que diez estados en coche de ida y vuelta, ya que fuimos y volvimos de Florida en coche (en Florida cogíamos el crucero por las Bahamas).
Otra de mis experiencias favoritas fue cuando fui de camping a un lago precioso que se llamaba “Silver Lake”, fui con mi familia de acogida y me lo pasé genial. Estar en medio de la naturaleza, en un lugar tan bonito y relajado te hace sentir realmente bien. Fue la primera vez que he ido camping y me me encantó. Hacíamos hogueras, jugamos a las cartas, íbamos con los kayaks por el lago, fuimos a las dunas, dónde hay un montón de coches enormes que bajan y suben por ellas, e íbamos al pueblo de al lado en bicicleta para comernos un buen helado.
También me encantó ir al “Prom”, el típico baile americano de final de curso para los de primero y segundo de bachillerato. Recuerdo que un chico me trajo una pancarta gigante y unas flores para invitarme al baile y yo, claro, tuve que aceptar ¡Como decir que no a eso! Tuve que elegir un vestido para el baile y que el chico se pusiera a conjunto. El día del baile hicimos lo que hacen típicamente allí: te vestías y te ibas a la peluquería a que te peinaran y maquillaran, luego te ibas a comer a un restaurante en el que el chico invita, después a una sesión de fotos con normalmente tu pareja y un grupo de amigos, y finalmente, el baile.
Con todo esto, tengo que decir, que mi viaje a Estados Unidos fue una experiencia increíble, haces nuevos amigos y tu forma de ser cambia, pero cambia para bien, tú lo sientes como un buen cambio.
A diferencia de cuando fuí allí, a Michigan, cuando volví a España físicamente no estaba cambiada (bueno sí, más fuerte y un poco más gorda), pero psicológicamente, era más independiente, ayudaba mucho mas en las tareas de casa, era más madura, segura de mí misma, y por supuesto, con un nivel de inglés mucho mayor.
Muchísimas gracias Inés por compartir con nosotros todo lo que ha supuesto para ti esta experiencia de año académico en Estados Unidos.
