Por mucho que la prisa por conocer y hablar un idioma nos apremie, es esencial tomar medidas proactivas para lograrlo. También es útil considerar algunos trucos para acelerar el proceso de aprendizaje de idiomas.
Y es que como el lenguaje necesita ser procesado y no memorizado, vamos a poner el ejemplo de las personas que se encuentran en otro país que no es el suyo y necesitan hacerse entender. Los primeros pasos son ir aprendiendo cada palabra de su idioma pero en el que hablan las personas con las que se comunica necesariamente. Esto le obliga a memorizar de manera fotográfica e instantánea esas palabras nuevas que aprende cada día, porque además las pronuncia en varias ocasiones para cosas simples y cotidianas, así que no las olvida más.
Este proceso se repite constantemente y se añaden un buen número de ellas cada día, así que se van incorporando a su línea mental de pensamiento y aumentando su conocimiento inevitablemente. Si además el usuario escucha la radio, ve la televisión o lee la prensa para informarse, añadirá más vocabulario obligatoriamente.
Es buena idea entonces repasar una gramática básica para reconocer y fijar lo aprendido, pudiendo tener una idea más organizada de la gramática que emplea cada día, así como del vocabulario. Irá ampliando así su procesamiento de la lengua extranjera que experimente sin que le resulte un penoso calvario de escuela con el método tradicional de memorizar gramática escrita, verbos, semántica y sintaxis.
El listening, speaking y writing habituales de los centros de aprendizaje se desarrollan en pleno campo de prácticas y eso lo hace más excitante y más vivo, teniendo que hacer el esfuerzo de hablar, escuchar y escribir simultáneamente pero interiorizando más rápidamente los procesos.
Si esta experiencia se realizase sin necesidad de salir del país donde uno reside, parece buena idea mantener mínimo una hora de intercambio diario en el idioma elegido con una persona nativa. Y llevar la parte autodidacta del estudio a solas o también en colaboración, pero manteniendo la conversación en todos los tramos.
Cierto es que el idioma inglés resultaría una experiencia más sencilla que otras como el alemán, japonés o ruso, para los cuales el aprendizaje de la gramática obliga a detenerse más en el estudio.
Ver películas en versión original, aprender las canciones viendo sus letras y leer en el idioma elegido cualquier texto, prensa y hasta cambiar el idioma de internet, puede añadir dimensión de aprendizaje sin que resulte académicamente aburrido.