¡Ya ha pasado una semana desde que comenzó la aventura en Toronto!
Nuestros estudiantes están aprovechando al máximo cada momento, y no podíamos esperar más para contaros un poco de todo lo que han vivido hasta ahora.
Entre actividad y actividad y muchas nuevas experiencias, estos días han estado llenos de aprendizajes, amistad y mucha emoción. Jerry, el monitor nos ha enviado un resumen de la semana y unas fotos que capturan perfectamente el espíritu del grupo.
¡Aquí os dejamos un vistazo a su día a día!
Llegada a Toronto
¡Hola desde Toronto!
¡Ya estamos aquí! Empezamos esta gran aventura con mucha emoción desde antes de encontrarnos en el aeropuerto. Muchos se miraban con curiosidad, con ganas de conocerse mejor y sabiendo que estábamos a punto de vivir algo muy especial juntos.
El vuelo fue largo, haciendo escala en Lisboa, pero todo salió según lo previsto. Al aterrizar en Toronto, los nervios del viaje dieron paso a la emoción. Allí nos esperaba Robin, el coordinador del programa, que nos recibió con una gran sonrisa y se presentó de forma muy amable. Nos acompañó hasta el autobús que nos llevó directamente a la residencia, situada en pleno Downtown de Toronto, ¡una ubicación increíble!
Una vez allí, nos dieron una bienvenida a la residencia, nos repartieron las habitaciones, nos entregaron nuestra tarjeta individual para el metro, así como la tarjeta para el comedor. Estábamos agotados y nos tocó subir a descansar.
¡El grupo ha empezado con muchas ganas, con buena actitud y con energía para todo lo que está por venir!
Día 30 de junio
Hoy por la mañana bajamos todos juntos a desayunar al comedor de la residencia, donde nos esperaba un desayuno muy completo: fruta, huevos, bacon, cereales, zumos… ¡había de todo! Después nos preparamos y salimos en grupo hacia el colegio, al que llegamos en metro.
Al llegar, tuvimos una orientación donde nos presentaron el programa, nos explicaron los niveles, horario de clase y nos dieron la bienvenida oficial. Luego cada uno subió a su clase correspondiente y empezaron nuestras primeras clases de inglés. Nos presentamos, compartimos impresiones sobre el texto leído en clase y hasta debatimos un poco. Según los profesores estuvimos muy participativos y con buena actitud desde el primer momento.
Al terminar las clases volvimos a la residencia para comer y descansar un rato. Por la tarde tuvimos nuestro primer walking tour por la ciudad de Toronto. Paseamos por la zona universitaria de la University of Toronto (U of T) y alrededores, aprendiendo datos curiosos y disfrutando del ambiente multicultural de la ciudad. Después de una buena caminata, regresamos a la residencia para relajarnos un poco.
Tras la cena, organizamos una pequeña velada con dinámicas y juegos para terminar el día con risas y buen ambiente. Antes de irnos a dormir, nuestro monitor Jerry nos explicó a qué hora bajaremos a desayunar, hora de salida hacia el colegio y las actividades del día siguiente como también nos dio el calendario de actividades actualizado. Ha sido un primer día completo, emocionante y muy positivo. ¡Seguimos con ilusión!
Día 1 de julio – Canadá Day
Hoy celebramos el Canada Day, así que no tuvimos clases. Aprovechamos para descansar un poco más y nos despertamos algo más tarde que de costumbre. Después del desayuno, pasamos la mañana tranquilos en la residencia, recuperando energía tras el primer día completo de programa.
Al mediodía comimos en la residencia y, ya por la tarde, salimos hacia Queen’s Park, donde se celebraba un festival especial por el Canada Day. Había música en vivo, juegos, puestos de comida típica y muy buen ambiente. Lo mejor fue poder compartir la experiencia con otros grupos internacionales, como estudiantes italianos y brasileños, con los que charlamos y jugamos un rato.
Más tarde, dimos un paseo por Nathan Phillips Square, donde nos hicimos la clásica foto con el famoso letrero de TORONTO. Continuamos el recorrido hasta el centro comercial Toronto Eaton Centre, donde algunos aprovecharon para hacer sus primeras compras.
Al caer la tarde, volvimos a la residencia para cenar y, después, salimos rumbo al Harbourfront para disfrutar del gran espectáculo de fuegos artificiales que cerró este día tan especial para los canadienses. Fue un momento lleno de luz, música y emoción. ¡Definitivamente, una manera perfecta de vivir y celebrar nuestro primer Canada Day en tierras canadienses!
Día 2 de julio
¡Otro día más en tierras canadienses! Empezamos la jornada con un buen desayuno en la residencia y, como cada mañana, salimos juntos hacia el colegio. En clase, los chicos entregaron sus deberes y participaron en una conversación en grupo sobre el tema que les había propuesto el profesor. Poco a poco van cogiendo confianza y soltura en inglés, ¡y se nota!
Después de comer, nos preparamos para una de las actividades más esperadas del programa: ¡la visita a la CN Tower! Subimos hasta el mirador a 346 metros de altura, desde donde pudimos disfrutar de una vista impresionante de toda la ciudad de Toronto. Fue una experiencia única y, por supuesto, aprovechamos para hacernos muchas fotos con nuestros compañeros y tomar algo en la cafetería.
Allí coincidimos también con otros grupos. Aprendimos datos curiosos sobre la torre, como que su suelo de vidrio puede soportar ¡hasta 2.919 kg/m², lo equivalente a 14 hipopótamos adultos! Actualmente, es la décima estructura más alta sin apoyo en el mundo y sigue siendo la más alta del hemisferio occidental. Además, en 1995 fue reconocida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno por la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles. ¡Impresionante!
Después de la visita, hicimos una parada en Crumbl Cookies, una pastelería muy popular que varios teníamos en nuestra lista de «must do’s«. Probamos sus famosas galletas recién horneadas… ¡deliciosas!
Ya de regreso en la residencia, cenamos todos juntos y luego nos fuimos al Queen’s Park para participar en nuestra actividad nocturna: juegos con pelota al aire libre. Fue una manera genial de terminar el día, con risas, deporte y buen ambiente entre todos. Nos fuimos a la cama cansados pero muy contentos de seguir descubriendo Toronto y haciendo nuevas amistades. ¡Un día lleno de emociones y momentos para recordar!
Día 3 de julio
Hoy comenzamos el día como siempre, con un buen desayuno para recargar energías. Después, nos dirigimos al colegio para nuestras clases de inglés. El profesor nos explicó nuevos contenidos y, al final de la sesión, nos dejó deberes para seguir practicando en casa. Poco a poco, vamos notando avances y más seguridad a la hora de expresarnos.
Tras la clase, regresamos a la residencia para comer y descansar un poco. Por la tarde salimos hacia el Christie Pits Park, donde tuvimos una actividad muy divertida: ¡aprender a jugar al béisbol! Primero nos explicaron las reglas básicas y luego organizamos un pequeño partido junto con otros grupos del programa. Fue una experiencia diferente, en un entorno al aire libre, y con muy buen ambiente.
Después de cenar, nos reunimos para una actividad nocturna muy especial: ¡un campeonato de billar! Algunos era la primera vez que jugaban, pero aprendieron rápido. Participaron también un estudiante turco, una estudiante japonesa y dos compañeros catalanes, lo que hizo del torneo una experiencia multicultural y muy entretenida. Al terminar, nos volvimos a la residencia, donde pasamos un rato muy agradable en la zona común charlando con el grupo de estudiantes brasileños antes de irnos a descansar. Un día relajado, con deporte, nuevas experiencias y muchas risas
Día 4 de julio
Hoy empezamos el día siguiendo nuestra rutina habitual: desayuno en la residencia y rumbo al colegio. Entregamos los deberes y algunos incluso nos animamos a salir con compañeros a por un café en Starbucks durante el descanso de clase. Los profesores, muy amables como siempre, aprovecharon para recomendarnos algunas delicias canadienses que deberíamos probar durante nuestra estancia, como la famosa Beavertail (una especie de masa frita con diferentes toppings) y otros dulces típicos. ¡Tendremos que buscarlos pronto!
Después de clase regresamos a la residencia para comer y descansar. Esta tarde nos esperaba una de las actividades más especiales del día: ¡el partido de los Toronto Blue Jays contra los Anaheim Angels en el estadio Rogers Centre!
Antes de salir, nos dieron unas horas libres para relajarnos, jugar al tenis de mesa o incluso aprovechar para dar una vuelta por la zona.
Cenamos temprano para poder llegar con tiempo al estadio. Para la mayoría del grupo, ¡era la primera vez que asistíamos a un partido de béisbol en directo! Entrar al Rogers Centre, ver la inmensidad del campo, la energía de los aficionados, y el ambiente en general fue una experiencia increíble.
Aunque algunos comentaron que el béisbol puede ser un deporte un poco lento, todos disfrutamos del espectáculo, los momentos de emoción y, por supuesto, ¡las palomitas y el ambiente americano-canadiense del estadio!
Terminamos el día volviendo a la residencia con muchas anécdotas y ganas de descansar. Mañana nos espera una de las excursiones más esperadas del programa: ¡la visita a las Cataratas del Niágara!
Día 5 de julio – Excursión Cataratas del Niágara
Hoy vivimos una de las experiencias más impresionantes de todo el programa: ¡la visita a las majestuosas Cataratas del Niágara!
Nos levantamos temprano y bajamos a desayunar un buen desayuno para cargar energías antes del viaje. Cogimos el metro hasta el punto de encuentro, donde nos esperaban… ¡los clásicos autobuses escolares amarillos, como los de las películas norteamericanas! Fue todo un momentazo para muchos, que no pudieron evitar la emoción de subirse a uno de ellos por primera vez.
Allí nos reencontramos con estudiantes de otros grupos internacionales: italianos, españoles, brasileños y un nuevo grupo de japoneses que había llegado justo el día anterior. Poder convivir y practicar inglés con estudiantes de tantos países diferentes está siendo una parte muy especial de esta experiencia.
Tras casi dos horas de trayecto, por fin llegamos a nuestro destino: las Cataratas del Niágara. La emoción era palpable mientras nos acercábamos. Una vez allí, bajamos del autobús y nos dirigimos con ilusión al mirador para verlas de cerca… ¡impresionantes!
Pero lo mejor estaba por llegar: nos colocamos los ponchos rojos y subimos al barco que nos llevaría lo más cerca posible de las cataratas. Entre la fuerza del agua, el viento y el splash constante, terminamos empapados (¡especialmente los pies!), aunque el poncho ayudó bastante. Fue una experiencia inolvidable sentir tan de cerca la potencia de la naturaleza.
Después del paseo en barco, tuvimos un rato libre para comer, explorar la zona y comprar algún recuerdo.
Finalmente, regresamos a los autobuses amarillos para volver a Toronto. Fue un día largo, lleno de emociones, risas y muchas fotos, pero sin duda uno de los más especiales hasta ahora. ¡Las Cataratas del Niágara han sido todo un espectáculo y una aventura que no olvidaremos!