Te contamos cómo un intercambio en verano puede transformar tu forma de ver el mundo y abrirte las puertas a una cultura nueva y fascinante. Vivir con una familia nativa en otro país durante unas semanas es mucho más que un viaje; es una oportunidad para crecer personalmente, practicar un idioma y crear recuerdos imborrables que te acompañarán toda la vida.
¿Por qué elegir un intercambio en verano?
¿Alguna vez te has imaginado cómo sería vivir en otro país, sumergirte en una nueva cultura y convivir con una familia nativa? Los programas de intercambio en verano o inmersión familiar te ofrecen justo eso: la oportunidad de vivir una experiencia única que va mucho más allá de unas vacaciones.
Durante unas semanas, pasarás a formar parte del día a día de una familia local, compartiendo su estilo de vida, sus costumbres y su forma de ver el mundo. No existe un perfil único de familia anfitriona —puede ser una familia con hijos, sin ellos o incluso monoparental, practicar cualquier religión, con animales…—, pero todas tienen algo en común: el deseo de acoger a un estudiante internacional y hacerle sentir como en casa.
Esta vivencia es una de las formas más auténticas de conocer un país desde dentro. Además de explorar su gastronomía y participar en actividades locales, tendrás la oportunidad de mejorar tu nivel de idioma de manera natural, a través de la convivencia y la comunicación diaria. Con el tiempo, notarás que te sientes más cómodo hablando, entendiendo y expresándote en otro idioma… incluso en situaciones cotidianas.
Mucho más que aprender un idioma
Uno de los mayores beneficios de los intercambios en verano es la inmersión lingüística real. No se trata solo de practicar vocabulario, sino de vivir en otro idioma. Desde las conversaciones con tu familia hasta las pequeñas interacciones cotidianas, cada momento será una oportunidad para mejorar tus habilidades comunicativas de forma espontánea y efectiva.
Pero además del idioma, ganarás en confianza, madurez, autonomía y empatía. Te adaptarás a nuevas formas de vida, ampliarás tu mirada del mundo y crearás recuerdos que durarán para siempre.
Opciones de programas
Inmersión con una familia nativa
En Aston Herencia ofrecemos programas de inmersión familiar durante el verano en varios países, como Irlanda, Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos. Estos programas están diseñados para que vivas con una familia local y experimentes la cultura de primera mano, integrándote en su día a día y descubriendo tradiciones, costumbres y formas de vida diferentes.
Inmersión escolar y familiar: la experiencia más completa
También contamos con programas que combinan la convivencia con una familia anfitriona con la integración en un entorno escolar local. En estos programas, los estudiantes asisten a un instituto local (high school) junto a alumnos nativos, lo que les permite vivir una inmersión completa tanto en la vida familiar como en el ámbito académico. Esta experiencia, que ofrecemos en países como Estados Unidos y Australia, es ideal para quienes buscan un intercambio cultural más profundo, reforzar su nivel de idioma y conocer de cerca el funcionamiento del sistema educativo en otro país.
Programas de alojamiento en residencia
Para quienes prefieren otro tipo de convivencia, también contamos con programas que ofrecen alojamiento en residencias. Esta opción permite compartir la experiencia con estudiantes internacionales de distintos países en lugar de con una familia. Vivir en una residencia fomenta la autonomía, la convivencia intercultural y la creación de amistades globales que pueden durar toda la vida.
Voluntariado en el extranjero: otra forma de intercambiar culturas
Ofrecemos opciones de voluntariado para quienes buscan una experiencia enriquecedora y diferente, aunque sin convivir con una familia nativa. Por ejemplo, vivir un intercambio cultural en Sri Lanka te permitirá colaborar en proyectos solidarios mientras te adentras en una cultura fascinante y diversa. Estas experiencias te brindan la oportunidad de aportar, aprender y crecer desde una perspectiva única, conectando con comunidades locales y participando activamente en su día a día.
Una vida en un verano
A veces, unas pocas semanas bastan para abrir una nueva etapa. Porque no se trata solo de viajar, sino de vivir una vida distinta en un periodo breve: con nuevas rutinas, nuevas personas y un entorno completamente diferente. Por eso, quienes participan en un intercambio en verano no suelen volver siendo los mismos. Vuelven más seguros, más conscientes, más preparados.
Y tú, ¿estás listo para vivir una vida en un verano?